Cuéntame las palabras

Pequeño diccionario emocional, palabras para entendernos mejor y para entender mejor la vida

   Las palabras importan. Influyen en nuestra forma de pensar, de expresarnos y nos ayudan a conocer y explorar el mundo que nos rodea, a categorizar y entender mejor conceptos abstractos y a expresarnos con más detalle mejorando la comunicación con los demás. En esta página os explico brevemente algunas palabras interesantes e importantes dentro de nuestro mundo emocional, para comprender y comprendernos mejor.

  • Asertividad Se trata de una habilidad que permite expresarnos de manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad pero de forma directa, defendiendo nuestros derechos y estableciendo límites. Nos permite comunicarnos de una manera firme y con seguridad pero también mostrando empatía y respetando las ideas de los demás. Es la forma más efectiva de comunicación y permite construir mejores relaciones, más auténticas y satisfactorias.

  • Empatía Es la capacidad de comprender las emociones del otro, entender su postura, sus sentimientos, sus valores y su perspectiva en una situación dada, aunque nosotros, en esa misma situación, nos sintiésemos de otra manera. Implica, por tanto, ponerse en la piel de la otra persona para entenderla sin juzgarla y, desde esta posición, escucharla, apoyarla y/o ayudarla.

  • Complacencia La RAE define esta palabra como satisfacción, placer y contento que resulta de una cosa, acción o situación. En este caso nos sentimos complacidos. Cuando lo que nos complace es una persona decimos que esa persona es “complaciente”. Por tanto, se habla de una persona complaciente cuando alguien tiene una actitud que procura satisfacer constantemente a los demás, consintiendo demasiado o intentando agradar excesivamente, acomodándose a la voluntad y gustos de los demás. Las personas que son complacientes de forma habitual, pueden tener problemas a la hora de marcar sus límites y tienden a establecer relaciones sumisas para no desagradar u ofender al otro. Esta forma de relacionarse puede generar problemas de autoestima en la persona complaciente, relaciones poco saludables e incluso derivar en problemas de ansiedad y otras formas de malestar emocional.

Psicología Breve para Curiosos

¿Qué es la Responsabilidad Afectiva?

¿Qué es La Teoría de la mente?

¿Qué es un vínculo afectivo?

   Las personas necesitamos ser escuchadas y comprendidas. La responsabilidad afectiva se basa en el respeto mutuo a través de la empatía y de comportamientos y actitudes que demuestran consideración hacia la otra persona. Se trata de cuidar al otro en el plano emocional, respetando las emociones que puede sentir y cuidando de no hacer daño emocional de forma gratuita con nuestra forma de comunicarnos e interactuar. Es una práctica que enriquece nuestras relaciones facilitando una conexión más profunda y significativa con los demás a la vez que evita heridas emocionales.

   Debemos tomar conciencia de que nuestras palabras, actos y decisiones impactan en los demás y afectan de manera positiva o negativa en ellos y en sus emociones. Por tanto, actuaremos con responsabilidad afectiva cuando tratemos de cuidar al otro en las formas que tenemos de expresarnos, de escucharle o de opinar sobre lo que nos cuenta, para evitar daños emocionales. Esto implica expresar nuestras necesidades y nuestras emociones comprendiendo y respetando siempre las de la otra persona.

   Podemos aprender a desarrollar nuestra responsabilidad afectiva si tomamos conciencia de nuestra forma de comportarnos con el otro. Es una capacidad que se basa principalmente en la empatía, la asertividad y la inteligencia emocional. Teniendo en cuenta estos aspectos podemos mejorar nuestra comunicación y ser más responsables afectivamente con los demás.

   Algunas estrategias son:

  ·  Hablar abiertamente, de forma clara y sincera sobre cómo nos sentimos, lo que queremos o lo que necesitamos. Así la otra persona tendrá toda la información para poder decidir y llegar a acuerdos sobre el tipo de vínculo que vais a mantener.

  ·  A la hora de expresar las cosas que nos molestan o nos enfadan es adecuado tomarse un tiempo de reflexión y evitar conversaciones impulsivas. Conviene identificar cuál es la parte de la que me puedo hacer responsable y expresar mis sentimientos sin victimizaciones ni culpas. Siempre es mejor enfocar la situación comunicando cómo nos hace sentir y por qué, siendo asertivos.

 · Comunicarse en un espacio cómodo y seguro para ambas personas. Todos los sentimientos deben tener cabida sin ser juzgados. Se trata de una validación recíproca de los sentimientos a través de una escucha activa por ambas partes. Expresar y compartir la forma en la que nos sentimos de una forma honesta y sincera abre vías de comprensión y conexión fortaleciendo el vínculo que tenemos.

  ·  Dialogar sobre los conflictos como una parte más de la relación, sobre las situaciones complicadas y los límites desde una comprensión de los sentimientos del otro facilita llegar a acuerdos más satisfactorios para ambas partes y amortigua el dolor que pueden causar algunas situaciones problemáticas.

  ·  Evitar frases dañinas como “No es para tanto”, “No dramatices”, “Anímate”, “Eso no es nada”, “Deberías ser más fuerte”, “Exageras las cosas”, etc.

   Debemos cuidar nuestras relaciones, procurando el bienestar propio y el de los demás. No olvidemos que somos seres sociales y necesitamos formar lazos afectivos, los vínculos que creamos forman nuestra red de apoyo. Para que estas relaciones sean más satisfactorias y sanas la responsabilidad afectiva tiene un papel fundamental y nos permite crear un entorno de respeto y comprensión mutua. Es esencial tener en cuenta y respetar las emociones y vulnerabilidades del otro, ser precavidos, cuidadosos y reflexivos en nuestras interacciones. No es lo mismo la independencia emocional o afectiva que el individualismo.

   Si somos receptivos frente a las emociones y necesidades del otro y actuamos con coherencia entre nuestros pensamientos, emociones, palabras y acciones, crearemos una base de confianza y seguridad donde se dará una comunicación más auténtica y efectiva que facilitará unas conexiones más empáticas y genuinas dentro de un ambiente de honestidad y respeto mutuo. Entender otras perspectivas y poner en valor los sentimientos del otro, fortalece los lazos afectivos, refuerza la confianza, mejora la resolución de desacuerdos y conflictos y, como consecuencia, aumenta el bienestar de la relación.

Responsabilidad afectiva

Hablamos de vínculo para referirnos a una relación entre personas que implica un lazo de unión, una conexión o un nexo común. Esta relación puede ser física, social o emocional. Cuando la relación es emocional hablamos de vínculo afectivo, basado en el amor, la empatía, la confianza y el cuidado mutuo. En este tipo de vínculo existe una correspondencia de afecto entre las personas que lo forman, una consonancia entre las personas involucradas. El vínculo afectivo, en la mayoría de los casos, se desarrolla como un vínculo significativo, donde el otro es importante y significativo para nosotros y nosotros también lo somos para esa persona.

Las relaciones afectivas se construyen de forma progresiva y nos proporcionan satisfacción, bienestar y seguridad. Son un motor de desarrollo y de crecimiento.

Vínculo afectivo

La teoría de la mente es el nombre que se da a la capacidad que tenemos de atribuir pensamientos, deseos, creencias, emociones e intenciones a otras personas. Es un proceso automático por el que somos capaces de comprender y reflexionar acerca de nuestro propio estado mental y el de los demás, tomando consciencia de las diferencias que existen entre nuestro propio punto de vista y el de otras personas. A través de la teoría de la mente podemos prever el comportamiento propio y ajeno.

Uno de los principales autores y estudiosos de esta teoría fue el antropólogo y psicólogo Gregory Bateson. La memoria, el aprendizaje, la toma de decisiones y otros muchos procesos cognitivos están relacionados con la teoría de la mente. Si existe una alteración en la teoría de la mente encontraremos dificultades para comprender las emociones de los demás, entender normas sociales, respetar turnos, comprender y anticipar cómo van a afectar a los demás mis comentarios y conductas, detectar malentendidos, etc.

Para algunos autores, la teoría de la mente es innata e intuitiva y se adquiere normalmente entre los 3-4 años y después se hace uso constante de ella, aunque a veces se carga de sesgos y prejuicios debido a la influencia del entorno.

Para otros autores la teoría de la mente es el resultado de la experiencia y el aprendizaje. Vamos adquiriendo habilidades y cambiando nuestras estructuras cerebrales para entender, por ejemplo, que otras personas pueden tener creencias sobre el mundo diferentes a las nuestras.

La teoría de la mente se desarrolla en la interacción con los demás (en la infancia se adquiere sobre todo en la relación con padres y hermanos, de forma paralela a la adquisición y desarrollo del lenguaje) y nos ayuda a tener relaciones sociales más ricas. Algunas capacidades que adquirimos en la infancia como la imitación, la atención y la simbolización, son de gran ayuda para el correcto desarrollo de la teoría de la mente.

Teoría de la mente